10 ago 2010

El verdadero cambio está en nosotras mismas

El movimiento feminista ha intentado desde siempre cambiar las leyes, las situaciones, las organizaciones para conseguir derechos y  conseguir igualdad de oportunidades y una nueva sociedad organizada y dirigida desde lo femenino y lo masculino y "lo femenino "sea tan valorado como lo masculino.

 Desde las sufragistas que luchaban por el derecho al voto se han conseguido grandes avances gracias a la lucha feminista. Todo este esfuerzo ha sido necesario debemos seguir intentándolo, pues realmente las desigualdades y las discriminaciones existen en todos los terrenos y la violencia general contra la mujer es palpable. Todas las políticas para la igualdad y las políticas de género son imprescindibles para avanzar. Sin embargo hoy veo claramente que no es suficiente. El verdadero cambio debe realizarse desde dentro. Mientras pensemos nosotras, que todos los obstáculos y dificultades sólo provienen del mundo exterior avanzaremos muy poco. Dentro de nuestras entrañas, de nuestras células y de nuestra mente están también algunos patrones de pensamiento y de comportamiento que nos han transmitido nuestras antepasadas y nuestros antepasados de una cultura patriarcal milenaria.

Nuestra percepción de que el entorno nos es hostil es verdadera, pero nosotras tenemos mucho que ver con el entorno, o sea hemos contribuido de una manera o de otra, en mayor o menor medida a la sociedad que tenemos. Sin embargo nuestra contribución siempre ha estado condicionada por ser dependientes económica  y emocionalmente y por la enorme responsabilidad de la maternidad.

Por primera vez en la historia las mujeres podemos controlar la natalidad y ser independientes económicamente, dos cuestiones fundamentales e indispensables para ser personas autónomas. Por primera vez en la historia desde la invención de los métodos anticonceptivos podemos decidir como cuando y con quien queremos tener un hijo. Hoy podemos decidir si queremos o no ser madres. Por ello hoy, nuestra responsabilidad ante la sociedad y para con nosotras mismas es mayor. Nuestra contribución para cambiar el entorno a partir de nuestra conciencia y nuestra independencia hoy es si cabe más importante que hace por ejemplo 50 años.

El verdadero cambio esta en nosotras mismas. En nuestro interior debe producirse la revolución de verdad. O sea el cambio esencial para llegar a conseguir la fortaleza suficiente para independizarnos y tomar en nuestras manos nuestras vidas, independientemente de las dificultades del entorno. De hecho hoy todavía son pocas las mujeres que hayan decidido ser dueñas de su destino. Cuando se habla del “mundo en sus manos” siempre se refiere a un hombre o a un héroe de película. Las mujeres podemos tener el mundo en nuestras manos. Podemos ser dueñas de nuestro destino.

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