La parte buena de la crisisis esta sucediendo ya.
Estamos cambiando nuestro concepto de ocio.
No hace falta atravesar océanos para disfrutar de unas relajantes vacaciones. No es necesario viajar a miles de kilómetros teniendo playas todavia salvajes en nuestro entorno.Consumir no es sinónimo de felicidad. Aunque así nos lo vendan constantemente a través de todos los anuncios.
Por fin podremos aprender y sobre todo enseñar a nuestros niños otras formas placenteras de pasar las vacaciones. Volveremos a descubrir los paseos a orillas del mar, mientras cae lentamente la tarde, o las tertúlias sentados en la playa, con el susurro del mar de fondo.Estar con la gente querida disfrutando de la la naturaleza nos une y nos refuerza los lazos de afecto y amor.
Me acuerdo que de adolescente y durante el mes de agosto, muchas noches bajábamos a la playa para ver el gran espectáculo. Tendidas en la arena bajo la boveda celestial de un cielo plagado de estrellas, contábamos las estrellas fugaces que recorrian el firmamento. Nos pasábamos horas y el día culminane era el 10 de agosto, San Lorenzo, a condición de que no coincidiera con luna llena que entonces su esplendorosa luz no nos dejaba ver las estrellas. Eran las lágrimas de san Lorenzo segun nos conaba la leyenda.
Estando de vacaciones nos es más fácil conectarnos con la naturaleza y percibir de manera especial la sucesión de los dias y las noches. La salida del sol por las mañanas o las puestas de sol espectaculares en los dias claros.
Estos dias de vacaciones cuando llega el atardecer salgo a ver la caida del sol. Paseo o simplemente me siento a mirar como el sol se oculta como una bola de fuego cada vez más roja detras de las dulces colinas de l' Empordà.
En estos momentos de paz y de misterio siento algo más allà de esta vida presente. La sensación es magnifica, sólo hace falta unos minutos de meditación para sentir que es maravilloso vivir y que somos seres muy afortunados.
La naturaleza y la conexión con ella nos puede conducir más facilmente a nuestra paz interior.
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